martes, 3 de julio de 2012

CALLES DE PARÍS


Hoy es 21 de julio, las 2 de la madrugada en París. Me encuentro en una fiesta formal con mi padre, es muy aburrida, yo simplemente me dedico a comer, ya que el tema del que hablan es imposible de seguir, algo así como la bolsa o parecido. La comida esta buena aunque no tengo ni idea de lo que estoy comiendo, confío en los amigos de mi padre.
Al acabar de cenar, me dispongo a salir del local plagado de gente mayor, quiero tomar el aire, liberarme del agobio que tengo. Cuando estoy a punto de salir por la puerta mi padre me reclama, me acerco a él y me pregunta sobre lo que iba a hacer, le respondí que quería ir a tomar el aire y refunfuñando acepto así que me dirigí fuera y empecé a caminar por las calles de París.
Caminé hasta llegar a un parquecillo vacío, pero hermoso y me senté en un columpio, me empecé a columpiar hasta que sentí que podía volar cada vez que subía sentía que podía llegar al cielo, y cada vez que bajaba sentía como si fuera un ángel aterrizando. Mi alegría se demostraba en mi sonrisa.
Estuve un largo tiempo en esa maravillosa silla con cadenas , no me percaté del tiempo que había pasado, seguramente mucho, mi padre estaría preocupado por lo tanto decidí volver a la fiesta. Me baje del columpio y empecé a caminar. Estaba segura de que el camino que seguía me llevaría a la fiesta, pero me equivocaba, aún así seguí caminando, el local no podría estar muy lejos. Andube durante un gran periodo de tiempo sin resultado alguno.
Vi un bar que para mi suerte estaba abierto. Entre en busca de un teléfono para comunicarme con mi padre. Al pasar por la puerta vi que la clientela que se encontraba a esas horas de la mañana eran personas con ilusiones rotas, en la barra había tres hombres bebiendo lo que parecía ser y seguramente seria una bebida alcohólica para olvidar sus penas. Me acerque al camarero y pregunté por un teléfono, él señaló hacia el lugar donde se encontraba el aparato. Me acerqué a llamar y descubrí que ese teléfono estaba roto...
Volví a acercarme a la barra y le dije que el teléfono estaba roto. Él respondió sarcásticamente: me preguntaste por un teléfono, no por un teléfono que funcionara.
Yo le pregunté que si conocía algún bar abierto con teléfono que funcione. El se rió en mi cara y respondió que ese era el único bar abierto a esas horas, le pedí la hora, eran las 6 de la madrugada, no me había percatado, hacia 3 horas que estaba dando vueltas por París. Pregunte que si alguien presente tenia un teléfono para llamar. Un hombre amable me dejo el suyo y llame a mi padre, se le notaba la preocupación en la voz, salí afuera a esperarlo, tardo unos 15 largos y eternos minutos, al llegar me abrazo y me prohibió salir por las calles de París por la noche sin compañía ni medio para llamar. Nos dirigimos al hotel, un hotel elegante y sencillo, de apenas tres estrellas, con un personal muy simpático, subimos por las escaleras hasta llegar a nuestras habitaciones contiguas, mi padre volvió a abrazarme y esta vez lloro y entre lágrimas me dijo cariñosamente: No me vuelvas a dar estos sustos, no me personaría perderte a ti también... asentí y me metí en mi habitación, me di una resfrescante ducha que me sentó muy bien, me acosté en la cama y me dormí pensando en la pequeña aventura que había tenido esta noche...

Fin

3 comentarios:

  1. eyyyyyy comienzas una nueva historiaaa :D

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    1. Hola, hoy 4 meses mas tarde leo el comentario no no lo empiezo solo son Moni relatos

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    2. Hola, hoy 4 meses mas tarde leo el comentario no no lo empiezo solo son Moni relatos

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